domingo, 5 de agosto de 2018

ESPECIAL: DRACONCIO


En la literatura de los reinos germánicos a partir del siglo V se mantienen vivas las tradiciones romanas y cristianas católicas. En el campo poético hubo continuidad mediante los recursos y modos del paganismo clásico, aunque introduciendo temáticas y personajes cristianos. Se observa una menor proyección e interés hacia la comunidad pública y una mayor plasmación de las inquietudes personales del autor individual.

El caso de Blossio Emilio Draconcio es representativo. Aunque se desconoce muchos de sus datos, habría vivido en la segunda mitad del siglo V en el Norte de África vándala coincidiendo con los reinados de Genserico, Hunerico, Guntamundo y Trasamundo. Algunos analistas han sugerido un origen hispano de la familia de Draconcio, pero sin apenas pruebas.

Estudió con el gramático Feliciano y ejerció de abogado (“togado”) siendo posible que también ejerciese de juez entre los romanos norteafricanos, por lo que dice en uno de sus escritos “Libré de la muerte a reos, mi lengua devolvió sus riquezas a los despojados de patrimonio y las arrebató a quienes las retenían.”

 Aficionado a la obra y fraseología de Virgilio y Ovidio, desarrolló una afición poética propia que le puso en graves aprietos cuando en la “Carme Ignotum” (poesía no conservada) alabó a un dirigente extranjero (seguramente, como cree Vollmer, el emperador bizantino Zenón, aunque otros estudiosos han propuesto a Odoacro o a Teodorico el ostrogodo) despertando las iras de los vándalos arrianos gobernantes.
Draconcio fue acusado de traición y puesto en prisión durante un prolongado periodo, probablemente unos 10 años. Sus propiedades fueron confiscadas. Intento reivindicarse con un poema apologético, la “Satisfactio”, y obtener el perdón, con poco éxito porque tuvo que esperar hasta el reinado de Trasamundo para recibir la amnistía.

Sus obras conservadas:

-         Romulea. Una colección de 10 poesías profanas, casi todas hexámetros. Combina temas mitológicos tradicionales (Elena, Medea) con retórica.
-         Orestia tragoidea. Una variante sobre el mito de Orestes, hijo de Agamenom y parricida. En esta obra recuerda a su maestro Feliciano.

-         Satisfactio. En forma de 158 dísticos. Reflexiona sobre el concepto de culpa y perdón con ejemplos cristianos (David, Esteban) y paganos (Julio César), pasando a invocar el perdón y la clemencia del rey vándalo para recuperar su libertad.

-         De laudibus Dei. Son 2.000 hexámetros, concebidos en la cárcel para intentar reconciliarse con su destino de presidiario, justo como haría Boecio unos años más tarde en un trance parecido. Medita sobre la gracia divina y el sentido del mundo. Expresa al final del libro I la esperanza en su liberación. En el libro II recuerda los milagros de Cristo y del Antiguo Testamento, contrapesados por la ira divina en el Diluvio y Sodoma. Regresa al recuerdo de la misericordia divina gracias a la redención de Cristo y el Juicio Final. El libro III compara la bondad divina con la ingratitud y la dureza humana contraponiendo la intercesión sobre Abraham o el apóstol Pedro frente a los casos de Bruto, Manlio Torcuato, Régulo, etc.

 Draconcio tuvo bastante difusión en la España Visigoda, y un libro, el “Hexamerón” que incluía la “Satisfactio” y el libro I de “De laudibus Dei” fue alabada por San Isidoro de Sevilla y por el obispo Eulogio de Toledo, que editó una versión personal del “Hexamerón” que circuló durante toda la Edad Media y la Edad Moderna.

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