Esta narración escrita en 1925 y publicada al año siguiente pertenece a un estilo de terror mas convencional de Lovecraft, aunque es visible la depuración formal y el intento de crear un ambiente más realista, desprovisto de los formulismos presentes en otras de sus piezas anteriores a mediados de los años 20. Es perceptible una definición más acusada de estilo propio lovecraftiano.
El narrador, Thurber un veterano de la Primera Guerra Mundial con ínfulas intelectuales, explica a su amigo Eliot en una charla de bar sus estrechas relaciones con un extravagante pintor erudito de Boston, Richard Upton Pickman. Sus experiencias con Pickman le habían afectado los nervios hasta el punto de que no era capaz de bajar a ninguna clase de subterráneo, fuera el sótano de una casa o el metro de la ciudad.
Pero el artista había desaparecido. Thurber sigue contado entre copa y copa como Pickman alquiló una casa en el barrio de North End, un antiguo barrio colonial degradado ahora por caóticos inmigrantes. La utilizaba como estudio para sus nuevas obras y como almacén para algunos cuadros horripilantes de gules disponiéndose a banquetes necrófilos y en actitudes burlonas y acechantes en lugares no muy lejanos de la superficie. Pero no fue eso lo que perturbó a Thurber, sino cierto descubrimiento casual sobre las fuentes de inspiración de su amigo y genial retratista.
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